
Luis Corzo, artista y fotógrafo guatemalteco, se ha dedicado a documentar repartidores guatemaltecos de comida en Nueva York, para entender cómo viven la migración. El proyecto, que comenzó como una serie fotográfica, ha crecido en un proyecto multidisciplinario hoy apoyado por un fondo creativo de Google.
Cada tantas cuadras, frente a los restaurantes más populares de Nueva York, se ven grupos de bicicletas aseguradas en los postes, pertenecientes a los repartidores de comida de la ciudad. Antes, esas bicicletas eran como cualquier otra: negras o azules, de tonos sórdidos y sin mucha decoración. Ahora, los vehículos que se amontonan frente a los comedores, desfilan las tonalidades de Guatemala: rayas de blanco con celeste, el escudo de armas, y quetzales pintados con verde y rojo.
“Tengo tantas fotos [de esto] en mi teléfono», cuenta Luis Corzo, artista multidisciplinario y fotógrafo guatemalteco. Desde hace tiempo, ha estado investigando el fenómeno de las bicicletas con un proyecto fotográfico: Guatebikes. Y es que las bicicletas guatemaltecas, sin lugar a duda llaman la atención en Nueva York; es más, me atrevo a decir que todos los guatemaltecos que estamos en esta ciudad hemos tenido por lo menos una foto de estas bicis en nuestro celular.

Con su cámara, el artista guatemalteco Luis Corzo quiere ahondar más allá de lo que vemos quienes nos emocionamos por ver los colores de nuestro país circulando por Broadway y Central Park. “Me empezó a llamar mucho la atención, porque realmente [esto] tiene varias capas”, explica.
La primera capa que le llamó la atención fue la de la visibilidad: Existe una paradoja en estar indocumentado, lo cual hasta cierto nivel exige un grado de disimulación, y aún así, los repartidores portan nuestra bandera con orgullo, señala el artista. Corzo también nota un vínculo entre la decoración de las bicicletas en Nueva York y las camionetas de Guatemala. Le parece un fenómeno muy idiosincrático que parte de una necesidad por decorar y personalizar lo que es nuestro. Finalmente, le interesa la necesidad de hacer de lo nuestro algo bonito.

A partir de este interés por las bicicletas decoradas, el fotógrafo se involucró en el mundo de los repartidores guatemaltecos de comida en Nueva York. Almorzó, descansó con ellos y los acompañó mientras cargaban las baterías de sus bicicletas a las afueras de un restaurante latino en Murray Hill. Rápidamente, el también guatemalteco consiguió que lo invitaran a jugar fútbol, y pronto terminó en las canchas públicas del East Village, fotografiando y pasando tiempo con quienes han dejado todo en Guatemala para probar su suerte y buscar una mejora económica en el exterior.
Pasar tanto tiempo con ellos le dio a Luis Corzo una idea de cómo expandir su búsqueda con más ángulos y formatos. Lo que empezó como una serie fotográfica ahora es un proyecto multidisciplinario que le pone un foco a distintas caras del fenómeno migratorio. Parte de lo que le interesa al artista es entender y analizar la economía detrás de la migración: cómo se mueve el dinero, cómo llegan las remesas, a quién ayudan y cómo. “Es un acto muy valiente y anárquico hacer ese sacrificio de dejar todo atrás para poder crear nuevas oportunidades y eventualmente poder volver”, dice Corzo. “Me parece una forma de retomar lo que nos han quitado”, enfatiza.
El fotógrafo guatemalteco siempre ha estado interesado en retratar el pasado para investigar las historias y fenómenos que configuran el paisaje contemporáneo de América Latina. “Es tratar de entender por qué ciertas cosas en Latinoamérica son como son, sea positivo o negativo. ¿Qué es lo que causa esto?” comparte. Así, el proyecto Guatebikes creció y se expandió en algo más grande: Money Transfers, una exploración multidisciplinaria que sigue la ruta de las remesas, desde Nueva York, donde se generan, hasta Guatemala, donde benefician a quienes se quedaron atrás.
El proyecto recientemente ganó un premio de financiamiento del Google Creators Lab Photo Fund, el cual le ofrece ayuda económica a artistas visuales que están en momentos claves de sus carreras. Con un fondo de seis mil dólares, reconocen a artistas por su visión excepcional. Corzo fue uno de 30 elegidos este año y espera que esto lo ayude a exponer su proyecto algún día en Nueva York.

El guatemalteco ha desarrollado varios proyectos, pero hay uno que realmente «comenzó» su carrera artística: Pasaco 1996, una indagación con la que intentaba explicar y entender el secuestro que sufrió en Guatemala cuando tenía seis años. Este proyecto marcó un punto de inflexión para él como artista, pues logró comenzar un corpus coherente y uniforme, que fue expuesto en plataformas artísticas relevantes. La serie fotográfica que desarrolló fue expuesta en el centro cultural La ERRE (Guatemala) en el 2021, y poco después en Nueva York.
Esta serie se convirtió en el primer fotolibro del artista y fue finalista para el Paris Photo Aperture First Photobook Award en el 2023. La publicación se encuentra en algunas de las bibliotecas de arte más importantes de la ciudad, como la del Metropolitan Museum of Art y del MoMa. En el fondo, el proyecto quería entender ese pasado traumático pero también algunas preguntas que lo llevaron a eso: ¿Qué causa una mente violenta? Y, ¿cómo podemos llegar a la raíz para que no suceda más? Son algunas de las interrogantes que se desprenden del trabajo de Corzo.

Algunos otros de los proyectos del artista y fotógrafo guatemalteco incluyen los retratos de Luis Von Ahn para The New Yorker, Felipe Mujica para el Financial Times, y series de moda, diseño y arte para Flash Art, una revista dedicada al arte contemporáneo.
Ahora, desde Nueva York, una de las ciudades de Estados Unidos donde habitan más guatemaltecos según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala (158 mil 461 nacionales registrados, hasta enero de 2025), a Luis Corzo lo ha perseguido algo similar: tratar de entender el fenómeno de la migración. Desde que trabajó en el proyecto Guatebikes, ha empleado el arte para indagar en esta economía detrás de la migración. ¿Cómo funciona la economía que produce la migración? ¿Y a qué costo? se pregunta el artista.

Además, para él, capturar a la diáspora es, de cierta forma, un acto de resistencia y de comunidad. “Es consolador”, dice. Luego de haber sido rescatado del secuestro, Luis migró con su familia a Miami, en donde creció desde los siete años. Por ende, observar a Guatemala desde la distancia le ha ayudado a ver para atrás, analizar y tener la libertad de explorar.
“Si no hubiera emigrado, no me interesaría tanto volver a Guatemala a través del arte. Me causó esta necesidad de ver para atrás y analizar y explorar”, apunta. “Cada persona que migra tiene una historia diferente. Para mí es una excusa para conectar, o más bien re-conectar, y entender qué pasa en el fondo de los tantos diferentes espectros del ser migrante”, asegura Corzo.