
Tras concluir su residencia en R.A.R.O Barcelona -un programa que acoge a artistas internacionales para desarrollar prácticas artísticas y de investigación-, charlamos con el artista guatemalteco Rodrigo Colindres, también conocido como Magro. La conversación nos llevó a conocer más sobre el proyecto que desarrolló durante su estancia, y en la que exploró la dualidad del ser humano, la migración y la construcción de mundos utópicos, a través de sus reinterpretaciones sobre los cuentos de hadas. En su obra, Magro fusiona el cuerpo humano con elementos fantásticos y arquetipos fabulescos, creando así, un mundo imaginado donde lo personal y lo político se entrelazan.
Nina Syed: ¿Cuál es la historia detrás del proyecto que desarrollaste durante tu estancia en R.A.R.O?
Magro: El proyecto se llama La Fiaba y estoy retomando la idea de cuento de hadas como una narrativa propia, reimaginando cuál es la dirección que toma el cuento tradicional, que habla sobre una lucha entre bien y mal; un conflicto de poder que tiene que ver con dualidad, luz y oscuridad. Se me ocurrió hacerlo desde otra sintonía, desde una mirada con integración, sabiendo que se trata de una lucha sin fin. Vivimos en un mundo donde la dualidad es latente y tomamos decisiones en nuestras vidas donde puede que seamos buenos o malos.
Esto se vincula a mi razón de vida que creo es generar conciencia y tomar noción que somos seres multidimensionales -hablando de esferas desde lo tangible a lo intangible y de un mundo interno a un mundo externo-, para encontrarnos a nosotros mismos. Quiero que vivamos en un mundo en donde todos tengamos los mismos derechos y condiciones para superarnos y salir adelante. Todo lo que hago va dirigido a un mundo ideal y a una utopía.
NS: En tu trabajo representas al cuerpo humano incorporando elementos fantásticos. ¿Qué te atrae de la corporalidad y cómo forma parte de tu mundo utópico?
M: Me dedico al tatuaje desde hace siete años y eso me ha hecho explorar la identidad, desde cómo cada quien está diseñándose a sí mismo y encontrándose en los símbolos que van impregnando en sus cuerpos. Mi pregunta es: ¿Quién soy y cuál es la identidad que estoy ejerciendo como co-creador en otra persona? Pensaba mucho en eso y el cuerpo como un terreno. Si estoy diseñando y dejando mi arte en un cuerpo, es porque hay alguien que me está cediendo parte de ese terreno para dejar una parte de mí. No solo es algo tangible, sino también es energía. Soy muy consciente de lo que vamos alojando en nuestro cuerpo, tanto traumas como momentos bonitos y emociones. Es algo que va quedando como un registro en nuestro terreno.
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NS: Tu obra desafía la forma en que los cuentos de hadas tradicionales representan a la humanidad y sus errores. También te has expandido hacia historias bíblicas como la Torre de Babel. ¿Cómo reinterpretas estas historias para que formen parte de tu mundo creativo?
M: Mientras estaba en el proceso de conceptualización y de investigación, pensé qué utilidad tiene la escultura en la forma en la que se puede utilizar en sociedad, pero no desde el capitalismo que solo adquiere piezas. La función que tiene la sociedad es la de crear un diálogo y plasmar un mensaje o un momento en el tiempo. Sobre la Torre de Babel, recuerdo mitos bíblicos que me contaban y me gustaban muchísimo, porque en esos momentos de niño uno tiene muchísima imaginación. No me gusta la narrativa que llevó a que se creara un monumento que quiere acercarse al Cielo como una representación del mundo ideal, más allá de que haya venido un dios a derrumbarlo porque hirió su ego. Para mí, los dioses no tienen ego.
Si un grupo de gente en comunidad se ponen de acuerdo en crear un monumento por el fin de la exploración de intentar llegar al Cielo, pero que un castigo divino les separe en lenguas, no me parece para nada altruista. Quise reinterpretar eso: en vez de estar divididos por idiomas, nos podemos unir y co-crear. El monumento es un símbolo de co-crear una sociedad alrededor de este monumento en el que no haya divisiones culturales, ni idiomas, etc. Es un resurgimiento de la Torre de Babel y es la forma en la que yo quiero crear mi nuevo universo, ese nuevo imaginario.
NS: ¿Cómo ha evolucionado tu trabajo en cuanto a lo material?
M: Desde niño exploré el dibujo y la escultura. Cuando me di cuenta que el dibujo bidimensional no me satisfacía, creé mis propios juguetes con plasticina y también mis propias herramientas con lo que encontrara. Retorcía la plasticina y cuando me liberaba de ella, notaba el registro de mis huellas dactilares. La experiencia táctil que tienes con la escultura es un proceso diferente, emocional, más inmersivo, así como el contacto con una materia.
Al final, los pinceles son un medio, una herramienta que te está separando un poco de lo que estás creando, pero si trabajas con las manos, se siente muy empoderante. Deja un poco la huella propia en el trabajo. Creo que es muy lindo cómo puedes dejar parte de tu cuerpo en una figura. A los 15 años hice experimentos con piñatas, con papel. Era algo me encantaba, pero lo dejé. Cuando salí de la Facultad de Artes, decidí enfocarme en una disciplina que nunca había hecho mucho, que fue la pintura. Me fue un medio para terapia, para ir explorando mucho de mí. Era poético porque a medida que iba añadiendo capas en la pintura, yo iba quitando capas en mi alma.
NS: Has viajado como artista a Guatemala, Austria, Italia y España. ¿Sientes que tu visión cambia dependiendo de tu ubicación?
M: Lo que he creado en Guatemala versus estando aquí en Barcelona ha sido completamente diferente. En mi primera vez en Europa, veo nociones que identifico como idealizaciones y quería solo tener confirmación de estas. Al final, la narrativa de una utopía o de un mundo ideal habla de esto: de sociedades y de terrenos, de cómo viven bajo otras leyes, otros derechos, otras normas, otras historias. He aprendido y he absorbido cómo viven aquí y he hecho la comparativa de qué es distinto de lo que yo ya conocía de Latinoamérica. Tal vez hay sociedades, como por ejemplo Austria o Viena, donde estuve y que tienen un ritmo de vida distinto y hay mucho orden. Luego ves el contraste de Barcelona que sería bastante parecido al de Guatemala, o al caos de Latinoamérica. Se puede llegar a aprender de un shock cultural y creo que es algo que te cambia un poco.
NS: Durante estos viajes has trabajado en espacios de co-creación junto a otros artistas. ¿Cómo ha influido en tu obra la mirada de otro artista presente?
M: En Guatemala siento que trabajo mucho aislado. Uno como artista no deja de ser humano, necesitas interactuar con alguien porque si no, es un diálogo contigo mismo y se vuelve repetitivo. Necesitas alguien que te plantee una perspectiva nueva o te haga reflexionar acerca de algo, que te haga una pregunta que origine algo nuevo. En R.A.R.O interactúe con gente de todos lados: de Estados Unidos, Suiza, Brasil, Italia, Taiwán, Polonia, India, Barcelona, etc. Son un montón de personas y cada quien con ideas muy buenas, entonces absorbes directamente de sus temáticas o sus formas de desarrollar sus proyectos. Me gusta crear en colectivo, me gusta estar en un grupo porque siento que es muy nutritivo. La experiencia humana se hace más divertida en conjunto.
NS: ¿Hay artistas que han formado tu visión creativa temática o materialmente?
M: Por más que soy artista visual, me fascina la música y quien me ha salvado de estos momentos que he necesitado compañía, es un compositor que se llama Ludovico Einaudi. La música puede ser una gran compañía. Yo trabajo con ella todo el tiempo. Es como que, escuchas una pista y sientes la calidez del hogar o el confort. Hay una canción del artista Pablo Nutini, que se llama Iron Sky, y que habla de una lucha por la sociedad y de resistir ante la crueldad de un mundo tecnocrático y autoritario. Es algo que me empodera.
Mi obra habla mucho de mí y de lo que considero que sería un mundo mejor para mí y para quienes coinciden en estos ideales. Primero hago esto por mi madre, ella ha sido quien me ha apoyado toda la vida y siento que se la debo. También lo hago por mi hermano y para servir como inspiración a otros. Me inspira ver cómo trabajan otros artistas, cuáles son sus talleres, sus cuentas de inspiración y sus temáticas.