
ArtNexus Space es una nueva plataforma basada en Miami, que promueve arte creado en América Latina y el Caribe. El espacio, que presentará dos muestras anuales, inauguró con la exposición ‘Mírame, escúchame: culturas originarias’. La historiadora y crítica del arte, Francine Birbragher-Rozencwaig, también directora ejecutiva y curadora principal de ArtNexus Space, comparte una reflexión sobre la mirada de distintas poblaciones indígenas latinoamericanas presentes en la primera muestra del espacio, destacando la creación de un importante grupo de artistas basados en Guatemala.
Mírame, escúchame: culturas originarias es la exposición con la que se inauguró el ArtNexus Space en North Miami, Florida. Este nuevo proyecto da continuidad a la serie de exposiciones que desde el 2008 se han venido presentando en el Espacio ArtNexus en Las Nieves, en Bogotá, Colombia, y que se basan principalmente en colecciones privadas que de otra forma no podrían se apreciadas por el público. Respecto a la selección de la temática de este proyecto inaugural, la idea surgió de forma natural como una continuación del trabajo realizado como co-curadora de la XXIII Bienal de Arte Paiz en el 2023, en la que se destacó la participación de artistas indígenas, principalmente guatemaltecos.
Mírame, escúchame: culturas originarias se adentró en la producción creativa de miembros de comunidades indígenas, artistas de ascendencia indígena y artistas contemporáneos que abordan temáticas relacionadas con las cosmogonías de diversos pueblos originarios de América Latina y las problemáticas que han enfrentado a lo largo del tiempo, como la defensa de sus territorios, la conservación de los recursos naturales, el uso sostenible de la diversidad biológica y la supervivencia de sus culturas ancestrales. Las obras incluidas en la muestra han sido creadas en el marco de procesos históricos complejos y contextos geopolíticos disímiles, abarcando desde el Gran Chaco Americano en el sur del continente, hasta la zona de Chiapas en México. 50 trabajos en pintura, dibujo, fotografía, cerámica y arte textil provenientes de colecciones privadas permitieron acercar al público a las historias y saberes de los pueblos indígenas de la región, contribuyendo así a conocer su inmensa riqueza cultural e identitaria.

Entre los trabajos expuestos se destacaron los realizados por cinco artistas guatemaltecos: Antonio Pichillá Quiacaín, Manuel Chavajay, Marilyn Boror Bor, Sandra Monterroso y Zoila Andrea Coc-Chang.
En las piezas incluidas en la exposición, Antonio Pichillá Quiacaín, artista maya tz´utujil, rinde homenaje a las mujeres de su comunidad encargadas de transmitir el conocimiento textil de generación en generación en obras como Abuela (2018-2020), realizada con hilos, lana y maguey, y Glifo (2017), hecha con piedra y textil. En Energía (2016) también emplea fibras que cuelgan de las puntas de las velas pintadas sobre lienzo, las cuales representan el fuego, generador de energía y elemento fundamental en las prácticas ceremoniales de los pueblos mayas.
Sandra Monterroso, artista de ascendencia maya q’eqchi’, combina en la pieza Mujer ofrendando hilo y concha (2023) dos aspectos ligados a su herencia cultural: el trabajo en fibra y la coloración. La muestra incluye además el video Lix cua rahro/Tus tortillas, mi amor (2003-2004), en el que la artista prepara tortillas de maíz mientras que de su voz –en off– sale una poesía escrita en maya q’eqchi’. Monterroso utiliza el acto de hacer tortillas como un símbolo de diversas tradiciones y prácticas mayas y el uso de la lengua maya como símbolo de su identidad. Cabe anotar que esta obra pertenece a la colección de la Fundación Paiz y fue ganadora del premio Glifo de Oro en la XV Bienal de Arte Paiz en Guatemala en 2006.

La artista chino-guatemalteca residente en Estados Unidos, Zoila Andrea Coc-Chang, también se inspira en la tradición textil maya como lo demuestra la pieza Más mazorca verde (2021) creada con organza de seda, alambre floral y hojas de maíz. Al tejer estos materiales, simboliza las conexiones que se establecen entre las personas, su entorno y sus prácticas cotidianas, especialmente las costumbres alimenticias, a partir de los fenómenos de desplazamiento y migración.
Para algunos artistas indígenas el arte constituye una plataforma efectiva para visibilizar, denunciar o impulsar cambios en distintas esferas. Manuel Chavajay, artista maya-tz’utujil, construye imágenes, acciones y objetos que rinden formas poéticas de denuncia y reivindicación de su cultura ancestral. La muestra incluye dos obras de la serie K’o q’iij ne t’i’lto’ ja juyu’ t’aq’aaj (Hay días en que las montañas y los volcanes se acercan y se alejan, 2019-2024), realizadas con aceite quemado de motor marino y terrestre, acuarela, carboncillo y bordado sobre papel de algodón, en las que el artista denuncia la contaminación del lago Atitlán debido, entre otros, a la sobrepoblación de lanchas de motor que han remplazado las canoas de los indígenas para el transporte y la pesca.
Por su parte, la artista maya-kaqchikel Marilyn Boror Bor denuncia las miradas patriarcales, racistas y colonialistas arraigadas en la historia no sólo de Guatemala sino de todo el continente americano. La pintura Monumento vivo Guatemala 2021 (2022) registra el performance que la artista ejecutó por primera vez en la Plaza de la Constitución de Guatemala en 2021. Inspirada en los monumentos europeos y vestida con el traje originario de la comunidad de San Juan Sacatepéquez, Boror Bor se ubicó en un pedestal al que le vertieron cemento fresco. Una vez seco, sus pies quedaron atrapados en el concreto endurecido convirtiéndose en un “monumento vivo”. La performance y su documentación no son solo un homenaje a la resistencia de los pueblos originarios, sino que denuncian las consecuencias que ha tenido la construcción de una cementera en San Juan Sacatepéquez, como el desplazamiento de las comunidades y la contaminación de las aguas.

La muestra Mírame, escúchame: culturas originarias ha reconocido la necesidad que tienen los pueblos indígenas de ser escuchados y de luchar por sus derechos. De igual forma, propuso generar nuevos canales de comunicación y espacios que permitan tejer sociedades más abiertas, respetuosas de las diferencias y ricas en acervos culturales que sean más incluyentes. Para quien tuvo la oportunidad de visitar la muestra, el mensaje llegó de forma clara y fue recibido con interés y empatía. Tanto los conocedores del tema, entre ellos académicos, curadores, artistas, coleccionistas y galeristas, como quienes descubrieron por primera vez la riqueza de este importante acervo cultural, especialmente los estudiantes universitarios, el mensaje resonó y generó interés en profundizar y aprender más sobre los artistas, su trabajo y las temáticas que planean en sus obras.
Un dato importante respecto a esta exposición fue el alto porcentaje de artistas guatemaltecos. Esto se debe, entre otras cosas, al hecho que quienes han coleccionado estas obras han asistido a la Bienal de Arte Paiz regularmente y han adquirido piezas de los artistas participantes, validando el criterio de selección de los curadores que han liderado las distintas ediciones de la Bienal. Por otra parte, los creadores guatemaltecos se han beneficiado de una apertura en el mercado del arte contemporáneo y juegan un papel preponderante en un momento en el que los grupos anteriormente excluidos como las mujeres, los indígenas y los afrodescendientes, están recibiendo su merecido reconocimiento en eventos internacionales como bienales, ferias de artes y muestras institucionales en América Latina, Estados Unidos y Europa.
Como curadora, quizás uno de los aspectos más gratificantes ha sido el poder mostrar en un mismo espacio el trabajo de 28 artistas indígenas, de descendencia indígena y artistas contemporáneos que tratan temáticas relacionadas con los pueblos originarios de distintas generaciones, géneros diversos y provenientes de distintos países de América Latina, algo que no se había presentado anteriormente en los Estados Unidos. Espero que sea la primera de futuras exposiciones y proyectos que resalten el trabajo de estos creadores y reconozcan la importancia de los mensajes que transmiten a través de su trabajo, de tal forma que puedan darse a conocer, compartir su obra y compartir el público sus valores e inquietudes.