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Antonio Pichillá

San Pedro La Laguna, 1982

Pintor, escultor y artista conceptual guatemalteco, graduado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas Rafael Rodríguez Padilla. Su arte, enraizado en su identidad tz’utujil, explora el pasado y presente de la cultura maya, conectándose con símbolos ancestrales y elementos sagrados que reflejan la riqueza de esta herencia cultural. Como miembro del grupo TEI-CA (Taller Estudio Investigación Ciencia y Arte), Pichillá ha integrado la investigación y la expresión artística en sus proyectos.

En sus palabras, ser tz’utujil y crear arte significa es «transportarse con el idioma y la vivencia colectiva». A través de su obra, se conecta con elementos mayas como las estelas, códices, glifos y cerámica, y aborda temas como la astronomía, el calendario maya, y el arte textil. La paleta de Pichillá incorpora los cuatro colores sagrados del maíz —amarillo, blanco, rojo y negro—, simbolizando el inicio y la esencia de la historia maya. De esta cuenta, en la la XXII Bienal de Arte Paiz, presentó la instalación Viento, la cual elaboró junto a su madre a partir de un telar bordado como símbolo del viento. 

Su obra forma parte de importantes colecciones internacionales, como el Museo Reina Sofía en España, el Tate Museum en Londres, el Detroit Contemporary Art Museum y la Kadist Art Foundation en San Francisco. También está presente en instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, IL POSTO en Chile, y en colecciones privadas de renombre, como la Colección Quinto Lojo en Guatemala y la Colección Luiz Chrysóstomo en Brasil.

 

La mirada – Sharon Elena Garvey

La mirada
Sharon Elena Garvey

Año: 1978
Técnica: Crayón pastel sobre papel
Premio: Glifo de Oro – I Bienal de Arte Paiz

La primera Bienal de Arte Paiz representó un giro para la historia del arte local, destacándose como concurso pionero que permitió a muchos artistas darse a conocer. Para la entonces llamada Organización Paiz, también significó el inicio de nuevos retos, como la inclusión y colección de obras hechas por mujeres. Durante la primera edición, fueron dos creadoras las que lograron reconocimiento por su trabajo; entre ellas, Sharon Elena Garvey.

Con su obra La mirada, la artista retrató el gesto literal de otra mujer observándola, utilizando tonalidades suaves en crayón. La pieza genera una sutil tensión, desde la intensidad de la mirada del personaje hasta los claroscuros que la rodean, logrando transmitir una atmósfera íntima que posiciona a las protagonistas como cómplices. En el contexto de 1978, esa complicidad podía interpretarse como un acto heroico, especialmente en una bienal dominada por la notable presencia masculina de la exposición.

Aunque Sharon Elena Garvey nació en Estados Unidos, su vínculo con Guatemala le permitió formar parte de esta bienal. Además, la artista ya contaba con una vasta experiencia. No solo se dedicaba a la pintura, sino también a la fotografía, caligrafía, diseño, escultura en pastelería y grabado. Un año antes de su participación en la primera edición de la Bienal de Arte Paiz, se graduó con honores en Bellas Artes de la Universidad de Notre Dame.

Parábola – Francisco Auyón

Parábola
Francisco Auyón

Año: 2000
Técnica: Talla directa y ensamble
Premio: Glifo – XII Bienal de Arte Paiz

Una década después de egresar de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Francisco Auyón se alzó con uno de los principales Glifos de la XII Bienal de Arte Paiz gracias a su obra Parábola. Esta pieza consistía en una instalación conformada por dos mesas de madera, cada una de 3 por 2 metros, que fueron estratégicamente colocadas en la Plaza de la Constitución de Guatemala.

Con Parábola, el artista, quien empezaba a consolidarse como una promesa emergente del arte guatemalteco –en 1996 y 1998 había ganado ya sus primeros glifos en la bienal–, buscaba provocar diversas reflexiones a través de su montaje. Según el artista Luis Letona, la obra hacía referencia a temas como la Última Cena, «la mesa del pueblo» (razón por la cual, en algún momento se ubicada frente a la Catedral Metropolitana) y el propósito de la palabra como un medio de acercamiento popular.

El crítico de arte cubano Armando Álvarez Bravo, miembro del jurado internacional de aquella edición de la Bienal, destacó que la obra no solo impresionaba por sus dimensiones, que le conferían un carácter «fantástico», sino también por las ideas que evocaba. Álvarez Bravo también supo identificar el pulso característico de Auyón: «La mesa, al igual que la silla, es un signo fundamental del discurso del creador, que sabe elaborar lo cotidiano con tanta inmediatez como trascendencia».

La masividad – Debora Duflon

La masividad 
Debora Duflon

Año: 1994
Técnica: Instalación
Premio: Glifo de Bronce – XII Bienal de Arte Paiz

La Bienal de Arte Paiz experimentó una transformación significativa con la llegada del nuevo milenio, siendo un cambio que iba más allá de la coincidencia con el año 2000 y la inevitable globalización. En este contexto, el arte en Guatemala mostró una apertura creativa que quedó patente durante la XII edición de la bienal, que se distinguió por exhibir una considerable cantidad de instalaciones y obras que combinaban distintas técnicas.

Una de las piezas que más conversación generó fue la instalación de la artista guatemalteca-estadounidense Debora Duflon, que recreaba una cantina. Titulada La masividad, en alusión al nombre del local que emulaba, la instalación presentaba una gran cantidad de botellas de bebidas alcohólicas accesibles, una mesa y el decorado de un pequeño bar popular. La pieza, de tres por dos metros y medio, recibió un Glifo como reconocimiento.

Según apuntó el crítico y poeta cubano Armando Álvarez Bravo, en el catálogo de la XII Bienal de Arte Paiz, La masividad era «tan ingenuo como imaginativo comentario y figuración de un aspecto de una zona de la problemática cotidiana en una ambientación idealizada».

La obra marcó los primeros acercamientos de Debora Duflon a una estética que definiría el curso de su carrera. En algún momento, la artista expresó que conceptos como naif o outsider art resonaban con sus inclinaciones artísticas y que la emocionaban, sin que ello implicara la necesidad de intelectualizar sus intenciones como creadora.

Pradera de Tecpán Guatemala – Jorge Mazariegos Maldonado

Pradera de Tecpán Guatemala 
Jorge Mazariegos Maldonado

Año: 1994
Técnica: Óleo sobre tela
Premio: Glifo de Bronce – IX Bienal de Arte Paiz

Hablar del acervo de paisajes pictóricos en Guatemala implica ubicar las escenas creadas por el artista Jorge Mazariegos Maldonado. Conocido por su enfoque realista, las obras del autor recrean momentos de calma inspirados en la geografía del país, especialmente en el occidente.

En la IX Bienal de Arte Paiz, realizada en 1994, Jorge Mazariegos Maldonado fue invitado a presentar una obra, la cual resultó ser Pradera de Tecpán Guatemala, una pintura al óleo sobre tela de más de dos metros de ancho y más de un metro de altura que reinterpreta la topografía tecpaneca. Por su gran tamaño, la pieza permite al espectador sumergir su mirada y atención en la serenidad de la naturaleza conífera de la región.

Tan solo una década antes, Mazariegos Maldonado había comenzado a trabajar en series de paisajes y bodegones, lo que lleva a pensar que su participación en la bienal de 1994 marcó un punto clave en la consolidación de su reputación como uno de los más agudos observadores del paisaje guatemalteco.

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