sábado, julio 27, 2024
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El arte es nuestro derecho

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Queridos amigos del arte,

Al mirar atrás y reflexionar sobre este año, nos embarga un profundo sentimiento de gratitud por todo el apoyo y la pasión que han mostrado por el arte y nuestra Fundación. En este recorrido a lo largo de los meses, hemos sido testigos de cómo el arte ha tejido puentes, ha iluminado mentes y ha dado voz a las emociones más profundas.

Desde Fundación Paiz, abogamos por la democratización del arte como un derecho básico para todas las personas. El arte no sólo enriquece nuestras vidas, sino que también promueve la creatividad, la empatía y el entendimiento entre comunidades diversas. Trabajar por el acceso equitativo al arte es trabajar por un mundo más inclusivo y enriquecedor para todos.

En nuestra visión como fundación, siempre hemos mantenido firme la convicción de que el arte es más que una expresión creativa; es un derecho humano. En Fundación Paiz creemos en el arte como un generador de cambio, capaz de transformar y conectar a los seres humanos, por lo que tenemos claro nuestro propósito de generar espacios que promuevan el arte, la educación y la cultura como herramientas de comunicación y desarrollo social.

Este año, con su valioso apoyo y entusiasmo, hemos avanzado hacia la realización de ese ideal. Juntos hemos cultivado espacios de creatividad, hemos fomentado el diálogo cultural y hemos asegurado que el arte sea accesible para todos.

Cada una de las exhibiciones, talleres, eventos y programas educativos han sido pilares en la construcción de este mundo donde el arte no es un privilegio, sino un derecho fundamental.

Mientras nos preparamos para despedir este año, queremos expresar nuestro agradecimiento más profundo a todos los artistas, colaboradores, donantes, voluntarios y amantes del arte que han sido parte de esta hermosa travesía. Su dedicación y compromiso por el arte han sido la fuerza motriz que ha impulsado cada iniciativa y ha iluminado cada corazón.

A medida que nos acercamos a un nuevo año, renovamos nuestro compromiso con la causa del arte como un derecho humano inalienable, lo cual tiene un impacto trascendente en la educación. Juntos, seguiremos promoviendo la inclusión, la diversidad y el acceso equitativo al arte para construir un mundo más vibrante y enriquecedor para todos.

¡Gracias por formar parte de esta maravillosa odisea artística! Que el próximo año esté lleno de nuevas creaciones, descubrimientos y experiencias que enriquezcan nuestras vidas.

Con aprecio y esperanza,

Sonia Hurtarte.

Directora Ejecutiva

Martín Díaz Valdés: “Mis ganas de contar vienen del Nintendo”

Cuando le preguntas a una escritora o escritor sobre sus referentes e influencias literarias, por lo general, responden con un listado de grandes autores. Nunca te dicen, con tanta sinceridad y frescura: “Mis ganas de contar vienen del Nintendo”, como Martín Díaz Valdés, Premio Monteforte Toledo Novela 2023

Cuando te habla, el titiritero resurge y la pasión de lo que cuenta se ve en sus ojos, se percibe en el tono de su hablar. Es tanto el entusiasmo que hasta se le mezclan las palabras, como si éstas corrieran sus pensamientos, que no caminan, vuelan. Continúa Díaz Valdés:

“En el 1993, recuerdo que mi papá nos llevó a ver Jurassick Park. Esta novela estaba muy influenciada por esa cuestión de estar en la selva con peligros inminentes. Todo ese bagaje me pareció fascinante y me sigue abrumando. Siempre quise replicar algo así de complejo y rico. El género detectivesco siempre fue mi pasión. Estaba (y sigo estando) fascinado con Batman»

Si hay algo que distingue a Martín es la autenticidad. ¿Quién es este joven y talentoso escritor?

Martín Díaz Valdés nació en 1985 en Quetzaltenango. Es escritor, titiritero y artista visual. Ha publicado los libros de poesía Hiedra (Premio Víctor Villagrán Amaya, Alianza Francesa de Quetzaltenango, 2009), Este mal (Catafixia Editorial, 2010) y Teúl (Editorial Cultura, 2021); el libro de cuentos Escolopendra (Editorial Cultura, 2014); y los libros juveniles El prodigioso de la montaña (Loqueleo, 2015) y Los cuatro de Tevián (Loqueleo, 2016). Formó parte de los colectivos literarios Ritual y Metáfora. Ha sido invitado a lecturas de su obra y otras actividades artísticas y académicas alrededor de literatura en Chile, Cuba, República Dominicana, El Salvador, y Guatemala. Durante 2011 y 2012 fue integrante del elenco de ImaginaMar (ImaginOcean), adaptación producida por Fundación Paiz. Más allá de su extenso recorrido, él se presenta como:

Ilustrador editorial, que no es solo es mi oficio, sino que es lo que más me gusta hacer. Esta amalgama entre las artes visuales y la literatura es soñada para mí. Es una cosa increíble poder leer literatura e ilustrar lo que me estoy imaginando. 

Se declara un amante de la arqueología y la paleontología. Sus primeros acercamientos al arte de contar historias fueron en su niñez, en el patio de su casa, cuando con su hermano replicaban lo que veían en la TV y videojuegos: Alien vs. Depredador, Robocop y muchas otras películas de acción, que también trasladaba a sus dibujos. 

Pero Martín es sobre todo un gamer empedernido. “Los videojuegos, especialmente los de Shigeru Miyamoto, creador de Celsa y Super Mario Bross, el cerebro detrás de la mayoría de juegos de Nintendo fueron mi inspiración desde siempre”. 

¿Cómo inició tu relación con la literatura?

Mi relación con la literatura es relativamente reciente. Normalmente la gente que es lectora ávida suele comenzar a edades muy tempranas. Yo estuve en un instituto educativo muy punitivo, en el que leer era una obligación. Se leían textos muy densos. Hasta cuando tenía 16 años y entré a la U, recuerdo que una catedrática nos dio una lista enorme de libros y nos dijo: ´Escojan tres libros, cuando ustedes terminen de leer un libro de pasta a pasta, van a necesitar leer más´. Por primera vez en mi vida, leí con placer: Crónica de una muerta anunciada, de Gabriel García Márquez. 

¿Cómo surgió El acto de los wayob?

Siempre estuve fascinado con el género detectivesco, sobre todo con Batman (ja ja ja) y los dinosaurios. Fui juntando todo este acervo hasta que un día me desperté y estaba la novela completa frente de mí. Sabía que iba a pasar, cuáles eran las locaciones, qué eran los wayob. También me enamoré de la cultura maya, de la cultura egipcia y quería hacer algo con eso. Y mi cerebro lo hizo de alguna manera solo, mientras dormía. Me di a la tarea de concatenarlo, redactarlo y ponerlo en un orden literario. Ya había para ese entonces leído bastante, ya tenía un acervo poético, incluso. Entonces, creo que el haber entrado desde la poesía a la literatura, también influyó en mi estilo. No es una cuestión diáfana, ni muy fácil de seguir; tiene comparaciones, figuras, devaneos, adornos, muchas características que tomé de la poesía.

¿Quiénes han sido tus pilares en este camino? 

Mi abuela fue un gran apoyo. También dedico este premio a mi mamá y mi hermano. En el proceso de edición y de revisión de la novela, sin lugar a dudas, debo agradecer mucho a Wingston González y Gabriela Campos. Sus notas fueron muy importantes y valiosas. Cuando me llamaron para darme el anuncio. Estaba sentado junto a mis compañeras de trabajo. Y cuando me dijeron Fundación Paiz, me paré y me fui a la terraza. Sentí un hormigueo en las manos. Fue una emoción bien fuerte, en absoluto creía que fuera a ganar. Fue abrumador, pero muy satisfactorio la verdad, porque sí era algo que había estado buscando desde hacía años. 

Tu novela es una búsqueda que viene de tus antepasados, de un proceso de autoconocimiento…

Sí. Mis abuelos ladinizaron la familia por cuestiones sociales. Mi bisabuelo, Fernando Mull, era alcalde comunitario en Cantel (creo). Hablaba k’iche’ y practicaba la religión maya. La forma en la que apartó a su descendencia de todo esto fue muy brusca. El papá de mi mamá era Achi’, de apellido Valdés Tecún. Me dije bueno, somos mayas k’iche’, solo que negados, por una cuestión de violencias históricas a la afiliación ladina (o globalista). Me dije, tengo que hacer algo al respecto y ahí fue cuando surgió esta novela: El acto de los wayob.

Mira la entrevista completa aquí: https://www.youtube.com/watch?v=Xd9wfbNveLM

 

Cuatro artistas guatemaltecos exponen en la Bienal de São Paulo

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La primera Bienal de Arte Paiz se realizó en 1978. En Latinoamérica, solo le precede la Bienal de São Paulo, inaugurada en 1962.

La actual 35ª edición de la Bienal de São Paulo convocó a 121 artistas de distintas partes del mundo, que buscan saber: ¿Cómo hacer posible lo imposible? ¿Cuáles son las soluciones para esas imposibilidades?

“Coreografías de lo imposible” abre al público del 6 de septiembre al 10 de diciembre, con una visión curatorial crítica del colonialismo, la esclavitud, las guerras y el racismo, de la mano de Diane Lima, Grada Kilomba, Hélio Menezes y Manuel Borja-Villel.

Comprender la idiosincrasia de miles de culturas es el reto que se propone en esta edición de la Bienal de São Paulo. Más de 1,100 obras se presentan en objetos, apariciones, sonidos, olores, sensaciones, pintura, música, cine o performance. Entre ellas están las piezas de cuatro artistas guatemaltecos participantes de varias ediciones de la Bienal de Arte Paiz. Te invitamos a conocer los recorridos de Marilyn Boror Bor, Edgar Calel, Benvenuto Chavajay y Manuel Chavajay. Vale la pena.

Marilyn Boror Bor |1984

Vive y trabaja en ciudad de Guatemala. Artista maya-kaqchikel, originaria de San Juan Sacatepéquez. Es Licenciada en Arte por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Su trabajo contempla diversas exposiciones individuales y colectivas en espacios como Galerie im körnerpark, Berlín, Alemania; Sur Gallery, Toronto, Canadá; Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”, Guatemala; Museum of Contemprary Art, Santa Bárbara, California; Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio, Venezuela; y Nuevo Museo de Arte Contemporáneo NUMU, Guatemala. A éstas se une la exposición virtual titulada Las que habitan su territorio, México. Su obra más reciente, Edicto Cambio de Nombre, fue adquirida por el Museo Reina Sofía, España. Participó en la XIX, XX, XXII y XXIII Bienal de Arte Paiz.

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Fotos: Nos quitaron la montaña, nos dieron cemento, 2022-2023; De la serie Edicto cambio de nombre, 2018. Cortesía del artista. 

Edgar Calel |1987

Vive y trabaja en Brasil. Es artista visual maya-kaqchikel, originario de San Juan Comalapa, Chimaltenango. Se graduó en la Escuela Nacional de Artes Plásticas “Rafael Rodríguez Padilla”, Guatemala. Obtuvo una residencia artística en el Proyecto Cultural Ocupación, São Paulo, Brasil. En 2014, expuso, de manera individual en Casa Estudio B´atz, Argentina. Ha participado en exposiciones colectivas del Proyecto Lastro, São Paulo, Brasil;  Juannio; Experimentación Abierta; y Concepción 41, Antigua Guatemala. En Costa Rica, sus obras forman parte de distintas colecciones, como Fundación TEOR/ética, Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), y Fundación Demolición/Construcción. Participó en la Bienal de Berlín. Participó en la XVII, XIX y XXII Bienal de Arte Paiz.

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Fotos: Sueño de Obsidiana, 2020; Rastros que dejamos sobre la cara de la tierra, 2021. Fotos: Cortesía de Fundación Paiz. 

Benvenuto Chavajay | 1978

Vive y trabaja en San Pedro La Laguna, Sololá. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas “Rafael Rodríguez Padilla”; en la Universidad Nacional de Costa Rica; y en Espira/Espora, Escuela Superior de Arte de Nicaragua. Ha participado en diversas exposiciones colectivas en Guatemala, Estados Unidos, Colombia, Bolivia y Ecuador. Destaca el performance Ritual del cambio del nombre del Estadio Nacional “Matero Flores” a ‘’Doroteo Guamuch”. Algunas de sus obras  forman parte de renombradas colecciones en el Museo del Barrio, de Nueva York; Museo de Arte Latinoamericano, MOLAA; Museo de Antioquia; Museo de Arte y Diseño Contemporáneo; Cisneros Fontanals Art Foundation; Kadist Art Foundation; y Museo Reina Sofía. Su obra formó de la X, XVIII y XXII Bienal de Arte Paiz, entre otras ediciones.

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Fotos:pieza exhibida en São Paulo; Doroteo Guamuche Flores, 2o12; Ladino por decreto (2021). Fotos: Cortesía de Fundación Paiz. 

Manuel Chavajay |1982

Vive y trabaja en San Pedro La Laguna, Sololá. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas “Rafael Rodríguez Padilla”, y en el Institute for Training and Development, en Estados Unidos. Fue el primer artista indígena con una exposición individual en el Museo de Arte Moderno “Carlos Mérida”, Guatemala. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales en México, Bolivia, Colombia, Ecuador, Escocia, Nicaragua, Brasil, República Checa, y China, entre otros. Una de sus últimas exposiciones individuales destacadas fue Hay días que las montañas y los volcanes se acercan, Galería Extra, Guatemala. Ha sido parte de bienales, como la SIART, Bolivia; Curitiva Brasil, de Artes Visuales; Bienal del Istmo Centroamericano, y la Bienal de Arte Paiz. Sus obras son parte de colecciones privadas y públicas, como la Colección de Arte Contemporáneo del Museo Ortiz-Gurdián, Nicaragua. Su última participación en la Bienal de Arte Paiz fue en la edición número 22 (2021).

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Fotos: OQ Ximtali,2020; Retaal K’aslemaal, 2021. Cortesía de Fundación Paiz.

Los cuartos artistas se unen un listado de destacados artistas nacionales que ya han participado en la Bienal de São Paulo, como Margarita Azurdia, Luis Díaz y Aníbal López, entre otros. En esta edición, Guatemala es uno de los países con mayor representación en la Bienal.

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Teatro Lux: La historia de uno de los edificios más emblemáticos del Centro Histórico

Hacia 1936 muchas cosas pasaban en el mundo y además de los acontecimientos políticos que ocupaban los titulares de las portadas de los periódicos, otros sucesos ligados a la cultura y el entretenimiento llamaban la atención.

Mientras que a nivel mundial la Revista Billboard publicó su primer listado de éxitos musicales, en Guatemala una construcción acaparó la atención de la población, sobre todo para quiénes debían transitar la sexta avenida del Centro Histórico. Un edificio moderno y llamativo, con arquitectura de tipo Art Deco, -según la tendencia de la época-, cada día tomaba más forma en la esquina de la 11 calle.

«LUX», decían las letras de un enorme cartel que sobresalía del lado de la sexta avenida. Estas eran blancas y hacían contraste con el fondo que las sostenía. El edificio sería innovador no solamente por su estilo, sino por todo lo que ofrecía, pues se convirtió en una sala de teatro y de cine, un lugar de entretenimiento para quienes estaban fascinados por la cinematografía y las artes escénicas. Durante su primera función, al ser inaugurado en marzo de 1936, proyectó la cinta mexicana «Allá en el rancho grande».

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Pero el cine era solamente una de sus funciones, porque también se estrenó como teatro, recibiendo en su escenario a grandes artistas y montajes, entre los que sobresalen Kukulkán de Miguel Ángel Asturias, artistas mexicanos como Jorge Negrete y obras de escritores de teatro guatemaltecos como Carlos Solórzano y Hugo Carrillo.

Inicialmente fueron los arquitectos alemanes Roberto Hoeff y Rodolfo Bader quienes estuvieron a cargo de su estructura, estilo y acabados, pero en 2012 fue el arquitecto Alejandro Paz quien se encargó de remodelarlo y finalmente presentarlo en tan  sólo seis meses.

Más que un cine o un teatro

Actualmente, el edificio alberga una sala de teatro en su primer piso, en donde varios artistas y productoras, organizaciones y fundaciones presentan sus puestas en escena. Mientras que en el segundo piso se encuentra un auditorio a cargo del Centro Cultural de España en Guatemala, en el que se realizan proyecciones audiovisuales, conversatorios, debates y todo tipo de disertaciones que lo convierten en un espacio vital para la sociedad y la cultura guatemalteca.

En sus plantas más altas el CCE Guatemala ha convertido al Lux en un Centro Cultural con todas sus letras, en donde se encuentra una biblioteca y salas de exposiciones que son un punto de encuentro y exploración para artistas y amantes de la cultura.

Durante los últimos once años, el centro ha funcionado como un espacio de diálogo intercultural. Ha acogido exposiciones y eventos que resaltan la diversidad cultural de Guatemala y de otros países, fomentando así la comprensión mutua, el respeto y el aprendizaje significativo.

Cartelera de lujo

La relevancia cultural de este edificio le permite contar con una variedad de espectáculos a ofrecer mes con mes y esto queda demostrado en la cartelera más próxima, en la que resaltan dos eventos que también son grandes oportunidades para exaltar la cultura guatemalteca y de la región.

Por un lado, el Teatro Lux albergará el 43 Festival de Marimba Paiz, que este año estará dedicado a Huehuetenango y presentará dos funciones el domingo 10 de septiembre. Si quieres saber más sobre este evento, ingresa al enlace.

 

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También, en las salas de exposiciones a cargo del Centro Cultural de España en Guatemala, podrás encontrar durante agosto y septiembre varias piezas de arte de la Bienal de Arte Paiz, que estarán ahí por un período extendido para darle la oportunidad a más personas de apreciar las obras de artistas contemporáneos nacionales e internacionales. Encuentra más información en este enlace.

 

Cuatro artistas que abordan la diversidad de género en la Bienal de Arte Paiz

La diversidad sexual y de género son temáticas que se abordan en esta edición de la Bienal de Arte Paiz, a través de las perspectivas de varios artistas participantes. Algunos de ellos exhiben en ciudad de Guatemala. Te invitamos a visitar estas exposiciones.

Josué Castro

Investiga el movimiento desde la desconstrucción del lenguaje del cuerpo, buscando romper barreras en temas de identidad histórica, religiosa, étnica y sexual.

Pieza exhibida en el CCE Guatemala:

  • La niña del volcán
La niña del volcán, Josué Castro. Foto: Sergio Muñoz para Fundación Paiz.

Eliazar Ortiz Roa

Se ha enfocado en el cuerpo humano y el lenguaje, abordando temas como la esclavitud, la identidad y violencia de géneros, la masculinidad, la desigualdad, la descolonización y reparación históricas, y la recuperación del legado y memoria de las culturas afroantillanas.

Piezas exhibidas en el CCE Guatemala:

  • Kanoa Kó
  • Ríos El Mulito, Artibonito y Masacre
  • Marchantas
  • Trueke Kouture I
  • Trueke Kouture III
  • Malla Haitiana
Río El Mulito, Río Artibonito y Río Dajabón, Eliazar Ortiz Roa. Foto: Sergio Muñoz para Fundación Paiz.

Martín Wannam

Ofrece una vista crítica del clima histórico y sociocultural de Guatemala, centrada en un nuevo sueño de libertad para personas disidentes de género.

Piezas exhibidas en el CCE Guatemala:

  • Ser Hueco en mi País
  • Bailando en mi Legado y Brillantina

Duen Neka’hen Sacchi 

Su trabajo se centra en la relación entre ficción, documento y trans-corporeidad desde una perspectiva anticolonial.

Piezas exbidas en el Centro Cultural AAI (antiguo edificio de Correos):

  • Amaca
  • Cabeza de tierra
  • Canción de cuna
  • Campo del cielo
  • La muerte de Marta
  • Materia oscura
  • Resplandeciente
  • Una sola escena
  • Una sola escena -retazos e insilio
Una sola escena, Duen Neka’hen Sacchi. Foto: Sergio Muñoz para Fundación Paiz.

La Bienal de Arte Paiz, el evento de arte contemporáneo más importante de Centroamérica, se exhibe hasta el 30 de julio de manera gratuita. ¡Visítala!

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