viernes, julio 26, 2024
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Efraín Recinos: algunas de sus dimensiones como artista

Algunas dimensiones de Efraín Recinos

Por Fundación Paiz  

Hoy, 15 de mayo, se cumplen 96 años del natalicio de uno de los artistas más grandes de Guatemala: Efraín Recinos.  

Nació en 1928 en Quetzaltenango, hijo de María Trinidad Valenzuela y José Efraín Recinos, era el mayor de tres hermanos. Estudió ingeniería en la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC).

Recinos fue ingeniero y urbanista destacado, también un talentoso pintor, escultor, muralista, escenógrafo e inventor. Destacó por su ingenio técnico y por su profunda conexión con la cultura y la identidad guatemalteca.  

 

 

En 1959, a sus 31 años obtuvo su primer logro como artista: ganó un certamen universitario con su obra Indigestión de tamales. Más adelante, en 1962, ganó el premio en el Certamen Nacional Carlos Valenti con su cuadro La huella de mis antepasados. 

En la ciudad de Guatemala es posible apreciar el legado invaluable del maestro Recinos. Diseñó el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, murales o difusores acústicos del Conservatorio Nacional de Música, la fuente del Parque de la Industria, los murales ponientes del Crédito Hipotecario Nacional (CHN), la Biblioteca Nacional y en los interiores y exteriores del Aeropuerto Internacional La Aurora. 

 

Algunas dimensiones  

José Toledo Ordóñez, más conocido como Pepo Toledo, nos compartió el documental Algunas dimensiones, el cual produzco con Eduardo Spiegeler. Te invitamos a ver esta valiosa obra audiovisual. Es la mejor manera de conmemorar la obra de Efraín Recinos:  

https://www.youtube.com/watch?v=GRSu0EnihFc 

Ser nosotros mismos, pero que estemos a gusto con ese ser nosotros mismos. Si no estamos a gusto es que todavía no somos nosotros mismos.” – Efraín Recinos

También te regalamos una postal de una obra de Recinos que forma parte de nuestra Colección para que la imprimas: Retrato en falso (1978).

Fuentes: documental Algunas dimensiones (2008), Prensa Libre, Colección Paiz.  

7 consejos que te motivarán a enviar tu cuento – Premio Literario Monteforte Toledo

Premio Literario Monteforte Toledo
Premio Literario Monteforte Toledo

Quedan pocos días para el cierre de la convocatoria del Premio Literario Monteforte Toledo. Este año el certamen de cuentos está abierto hasta el 30 de mayo a las 23:59 horas (GUA). Los requisitos para participar son muy sencillos.

  • Debes tener nacionalidad centroamericana.
  • Ser mayor de dieciocho años.
  • Tu cuento debe ser escrito en español con una extensión máxima de 15 páginas.
  • Deber ser una historia totalmente inédita y original, es decir, que no haya sido publicada anteriormente.

Si tu cuento resulta ganador, obtendrás Q25,000, un diploma y el famoso galardón del Premio Literario Monteforte Toledo.

El escritor guatemalteco, Martín Diaz Valdés, Premio Literario Monteforte Toledo Novela 2023, compartió siete consejos útiles para animarte a mandar tu aplicación de cuento. ¡No dejes pasar esta oportunidad!

 

  • Déjate guiar por otras personas que también escriben.
  • Rodéate de personas que ya tengan un recorrido literario porque suelen ser lectores ávidos y exigentes.
  • Deja descansar las piezas literarias. Tomar cierta distancia ayuda.
  • No tomar las palabras de otras personas como únicas fuentes.
  • ¡Disfruta del proceso creativo! Tanto de las lecturas previas, la escritura como las revisiones. De todo el camino.
  • Encuentra el gozo en lo haces y cultívalo. Sé persistente en la lucha por el arte, por encontrar una voz, expresarte y encontrar tu audiencia.
  • ¡Anímate!

 

Descubre más consejos y conoce de cerca la experiencia de Martín Díaz Valdés, ganador del certamen 2023 por la novela El acto de los wayob.

 

https://twitter.com/fundacion_paiz/status/1789825783986262391

¡Ven al Festival de la Luz de Antigua!

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Antigua Guatemala es Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, ¿te imaginas que también sea el epicentro del arte digital de la región? Con el Festival de la Luz de Antigua es posible. Este encuentro de clase mundial se realizará en Antigua Guatemala el 19, 20 y 21 de julio, en esta edición se conmemoran los 500 años de Santiago. Este megaencuentro contará con:

  • El primer Congreso Iberoamericano de Arte Digital – ArtTec, en Santo Domingo del Cerro. Previa inscripción aquí: ENTRADA (descuento estudiante con carné).
  • Proyecciones de video mapping, historias visuales que cobran vida sobre las fachadas
    de edificios históricos. Encuentros gratuitos.
  • Una exposición de arte contemporáneo y nuevos medios, sin precedentes
    en el país, que se inaugurará durante los días del festival con una durante de dos meses.

Congreso Iberoamericano de Arte Digital – ArtTec
Tecnología + Arte digital + Innovación + Diseño

ADQUIERE TU ENTRADA AQUÍ

Fundación Paiz produce ArtTec, el primer Congreso Iberoamericano de Arte Digital que se realizará durante tres días, 19, 20 y 21 de julio, en Santo Domingo del Cerro, Antigua Guatemala, en el marco del Festival de la Luz. La institución busca promover la exploración, exhibición y preservación de arte creado con medios digitales, presentar las nuevas tendencias digitales al público regional y visibilizar a los artistas digitales que son tendencia en Iberoamérica.

Expertos en arte y nuevos medios de distintos países (Francia, Colombia, Cuba, España, México, Perú, USA, Guatemala, entre otros) abordarán temáticas acerca de la curaduría de Arte Digital, Inteligencia Artificial (AI), Realidad virtual Aumentada, Ecosistema y tecnología, mundos virtuales y tecnologías ancestrales, difusión de obras innovadoras en el ámbito digital, entre otras tendencias.

ArtTec está destinado a artistas, estudiantes de carreras afines, gammers, ilustradores, profesionales del diseño, la publicidad y la animación.

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¡El Festival de la Luz estuvo presente en la cuna del videomapping de Europa!

Fundación Paiz y la organización Antigua Viva anunciaron el Festival de la Luz, en el marco 7º Festival de Video Mapping en el cual se inauguró IBSIC (por sus siglas en inglés Image Beyond the Screen International Conference), el encuentro anual de referencia internacional dedicado a dicha industria.

La presentación del Festival de la Luz en Lille, Francia, cautivó a la audiencia internacional y se tradujo en un éxito rotundo, cosechando elogios por su creatividad, belleza e impacto
cultural. “Participar en este encuentro fue muy importante para ambas organizaciones. Entablamos intercambios muy valiosos con instituciones de arte y artistas de vanguardia de todo el mundo. También, tuvimos la oportunidad de generar un espacio para compartir la cultura y arte contemporáneo que se produce en Guatemala, generando una vez más nuevas oportunidades para las y los artistas guatemaltecos”, indicó Sonia Hurtarte, Directora Ejecutiva de Fundación Paiz.

Michelle Recinos: existen otras maneras de sentir y de escribir

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Michelle Recinos: existen otras maneras de sentir y de escribir

Vania Vargas

En 2022, la literatura trajo a la escritora y periodista salvadoreña Michelle Recinos dos veces a Guatemala. La primera vez fue a finales de mayo, cuando el país fue el encargado de recibir al Festival Centroamérica Cuenta y a Recinos como la ganadora del X Premio Carátula de Cuento Centroamericano, que se otorga todos los años en el marco de ese festival. La segunda vez fue a principios de octubre, cuando su cuento “Barberos en huelga” fue seleccionado entre cientos de participantes centroamericanos como el ganador del Premio Centroamericano de Cuento 2022 Mario Monteforte Toledo, que recién reactivó su convocatoria a través de Fundación Paiz. Así, el nombre de la escritora de 25 años que en 2021 publicó su primera antología de cuentos, titulada Flores que sonríen, en la editorial salvadoreña “Los sin pisto”, vino a reafirmar su puesto entre la narrativa contemporánea de la región.

El Premio Carátula de Cuento Centroamericano lleva 10 ediciones. Dos salvadoreños lo habían ganado ya antes de ella, Allan Barrera y Alejandro Córdova. De su cuento, titulado “Deysi Miller”, dice parte del acta firmada por los escritores Sergio Ramírez de Nicaragua, Nona Fernández de Chile, Rodrigo Blanco Calderón y Daniel Centeno Maldonado, los dos de Venezuela: “… este relato nos propone una reflexión sin discursos explícitos, con la única exposición de escenas brutalmente reconocibles, trenzadas con una escritura lúcida que nos derrumba con su propuesta. Una experiencia lectora que conmueve y nos alerta”.

En “Deisy Miller” *, la autora parte de la imagen de la “modelo” femenina que acompaña a los periódicos amarillistas de la región, para plantear, frente a quien lee, varios panoramas. Estos surgen de su reproducción en serie en un medio en donde las imágenes son las que cuentan las historias más terribles, las que alimentan el morbo, el consumo de violencia y la fantasía. Elementos que parecieran estar amalgamados en un solo y terrible sentimiento cotidiano nacional que desemboca en la insensibilidad y en la indiferencia.

El Premio Monteforte Toledo, por su parte, nació en 1993, cuando el escritor, sociólogo y político guatemalteco fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura. A través de una alianza con la Fundación Paiz, que desde 2020 está a cargo de toda la producción, el galardón que estaba en suspenso desde 2015, se reactivó. A la fecha, lo han recibido 15 novelas y 6 cuentos a nivel centroamericano. La mayoría de los ganadores han sido guatemaltecos. ***

Este 2023, el Premio Mario Monteforte Toledo será dedicado a la novela. Las bases ya están disponibles y pueden consultarse en el siguiente enlace:

De “Barberos en huelga”, el cuento ganador de la edición 2022, se sabe, según parte del acta del jurado calificador, conformado por tres escritores guatemaltecos: Denise Phé-Funchal, Valeria Cerezo y José Luis Perdomo Orellana, que “tiene un planteamiento bien elaborado, original y frontal sobre la amenaza de los regímenes opresivos actuales y la normalización de la violencia”, que “está narrado desde una voz con sentido del humor y sobresaliente uso del lenguaje”.

“Barberos en huelga” es un relato a manera de diario en el que se va registrando la evolución cotidiana del régimen de excepción salvadoreño que pretendía “limpiar” la sociedad en nombre de la seguridad y que arrasó con ella en medio de un criterio de prejuicio y militarización que se estableció como otro nivel de violencia. Una violencia de Estado en donde reina la arbitrariedad, la injusticia y que, como siempre, viene a afectar a la gente más necesitada.

Ese lente de aumento sobre la sociedad, esa mirada aparentemente sencilla sobre lo que sucede todos los días y el humor fino que hila el relato atraviesan también los cuentos que conformaron el primer libro de Michelle Recinos, Flores que sonríen, en 2021. Un libro con siete narraciones breves que rondan el tema de la complejidad de las relaciones entre hombres y mujeres en sociedades machistas. Todas contadas con la fluidez y el minimalismo del lenguaje periodístico, pero también con un humor que no explota, sino que se va tejiendo dentro de la trama y les regala a sus relatos frescura, fuerza y filo. Un libro que parece transitar ese territorio emocional agreste hasta llegar al cuento final en donde se origina el nombre del libro: una especie de antesala en donde habitan el deseo y la ilusión que precede a todos los derrumbes.

Estas tensiones basadas en el machismo, pero trasladadas al ámbito de los grupos literarios, llevaron a Michelle Recinos a pelearse tempranamente con la escritura durante sus primeros años en la carrera de Comunicación Social. Allí llegó a coincidir con gente que también estaba escribiendo, que invalidaron sus procesos y le hicieron creer, con sus actitudes, que no había lugar para una chava que no escribía como los autores venerados, que trabajaba en un call center y no asistía a talleres literarios. Entonces guardó la escritura para sí misma durante 3 años y se dedicó a leer.

Recinos venía de una adolescencia en la que la búsqueda de entretenimiento, que la hiciera transitar desde las películas a los libros y viceversa, la llevó a leer con dedicación a Stephen King. Ya, en la Universidad llegó a Bolaño, a los Beat, a Salinger y a Rafael Menjívar Ochoa, entre otros a quienes describe como buenos escritores, pero finalmente “machos que escribían cosas que solo sucedían en la cabeza de los machos” y que, según cuenta, empezaron a hacerla sentir que se estaba convirtiendo en macho. Entonces empezó a leer mujeres: Mariana Enríquez, Fernanda Melchor, las salvadoreñas Claudia Hernández y Jacinta Escudos y la norteamericana Dorothy Parker quien la marcó a través del tratamiento literario de la cotidianidad, de su manera sencilla de plantear los grandes conflictos, de su abordaje de la sensibilidad, de lo que significa ser mujer. Entonces se dio cuenta de que existían otras maneras de sentir y de escribir.

Para Michelle Recinos, leer a otras mujeres fue algo más allá que una declaración política, me dice. Leer mujeres le abrió puertas internas. Ellas y sus libros le dieron la valentía que no encontró en autores hombres. “Muchas veces me metieron en la cabeza que escribir sobre los sentimientos no importaba, que la coyuntura era lo importante”, dice Michelle. Entonces empezó a narrar la coyuntura desde los sentimientos humanos, empezó a devolverles el valor que literariamente les han demeritado. Y fiel a los pilares de identidad que había encontrado en el Grunge, ese género musical de los años 90, que viene del Punk, un género lleno de rabia, pero también de humor, de preocupación social y una sensibilidad que contrasta con el machismo y el sexismo del rock que lo antecede, retomó la escritura y las puertas se empezaron a abrir.

Hoy, con dos premios regionales importantes, piensa en seguir escribiendo, en seguírsela creyendo, pero también en la importancia de que las mujeres que están por allí con la idea de que sus temas no valen la pena, sepan que hay otros universos y que se pueden contar.

*El relato ganador del X Premio Carátula de Cuento Centroamericano, “Daysi Miller”.

Daysi Miller

** “Barberos en huelga” el cuento del Premio Monteforte Toledo Cuento 2022 se puede leer en la página de Fundación Paiz, que, desde 2020 ha estado a cargo de la producción del Premio.

Barberos en huelga

*** La lista completa de los escritores ganadores del Premio Centroamericano Mario Monteforte Toledo puede ser consultada aquí:

Ganadores

Jenny Chapeta

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“Salí del CCE acongojada, pero satisfecha”

«El futuro que nunca fue», de la serie «Nos quitaron la montaña, nos dieron cemento», 2023, Marilyn Boror Bor. Foto: Sergio Muñoz para Fundación Paiz.
«El futuro que nunca fue», de la serie «Nos quitaron la montaña, nos dieron cemento», 2023, Marilyn Boror Bor. Foto: Sergio Muñoz para Fundación Paiz.

En la actual edición de la Bienal de Arte Paiz, las palabras, la poesía y la literatura han sido clave. Es por ello que abrimos un espacio para que visitantes de distintos perfiles cuenten su vivencia ante el arte difundido en la Bienal.
A continuación, el primer artículo de este espacio, perteneciente a Jeanny Chapeta, escritora y columnista.

Bebí palabras sumergidas en cemento

Por: Jeanny Chapeta

Yo no me consideraría una gurmé del arte. Lo mío es lo que se cuenta, las palabras que hacen caminos, lo construido, la narrativa. La poesía siempre me ha parecido podar nubes y si eso me pasa con las palabras, que ya vienen hilvanadas, imagínense con las artes visuales. Me encuentro siempre frente a cuadros, exposiciones, esculturas que me hacen sentir que tengo que entrecerrar los ojos para ver si así entiendo lo que los autores quisieron decirme y con frecuencia, por más que los cierro, giro la cabeza y me esfuerzo, no veo nada.

Aun así, fui a la Bienal. Principalmente porque quiero que la vida me agarre sabiendo. Y porque leí que el título de esta edición estaba inspirado en un poema de Maya Cú.

bebí palabras
sumergidas en sueños

Que una bienal tenga por concepto un poema en una tierra tan yerta de arte es una proeza. Y ese verso me ganó. Así que a eso fui. A buscar sueños. A beber palabras. Lo que encontré fue un dolor punzante. En el segundo piso de la sede del Centro Cultural de España en Guatemala me encontré con la obra de Marilyn Boror Bor. Pedazos de concreto sosteniendo vasijas a medio deshacer. Escudillas de barro con su consabida cuchara y adentro, lo que tendría que ser un delicioso caldo, ocupado por un mazacote grisáceo. Un tamal medio desenvuelto, con todas las arrugas de su hoja, pero duro como piedra. Pinturas escondidas entre la finísima capa de un líquido denso profundamente apagado. Bordados sumergidos en bloques grises. Lo que había en esa sala eran costumbres sumergidas en cemento. En las descripciones de todos los objetos intervenidos rezaba De la serie Nos quitaron la montaña, nos dieron cemento.

María Teresa, una guía muy entusiasta me contó que en la ciudad de la que Marilyn es originaria, San Juan Sacatepéquez, una cementera desabasteció de agua el lugar. Cada pieza, salpicada, maltratada, rota, pegada, e inutilizada de cemento refleja el cambio que sufrió la comunidad, las heridas de la montaña, las cicatrices secas de un pueblo que ahora el agua la recibe a gotas. Un lugar conocido por sus flores y su vida, opacado por el gris del consumo desmedido y la derrota.

En Marilyn, el arte es una historia que vibra en cada objeto que toca, que interviene. Es una denuncia de lo robado, pero también una demostración de la supervivencia a toda costa. El día de la inauguración, ella rompió con un martillo el cemento que cubría los tres cuadros que se exhiben al fondo de la galería, y la capa que impedía ver el fruto de su trabajo, su creación, cayó. Cayó porque al final del día, la vida tiene que poder más que el cemento, que ya lo dijo Luis de Lión:

La más humilde semilla rompe la piedra más fuerte.

Salí del CCE acongojada, pero satisfecha. No lo esperaba, pero me encontré con una historia, con una herida, con una lucha. Así, sin entrecerrar los ojos, girar la cabeza ni contorsionar el cuello. En la obra de Marilyn, lo que hay es lo que se ve, y lo que falta, lo que se siente. El arte que se valida a sí mismo es así.

 

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